miércoles, 16 de julio de 2008

CUENTOS-EVALUACIÓN

¡Hola!
"Lo prometido es deuda" y... "más vale tarde que nunca". He vuelto a releer vuestra evaluación y en general a todos y todas os ha gustado mucho la actividad "Un lunes, un cuento" por varios motivos, el principal es que os ha sacado de la monotonía,os ha despertado relajadamente y os permitía pensar un poquito a la hora de resumir y extraer la moraleja.
En la evaluación os propuse que crearais un cuento sobre nuestras clases, y, como siempre hay muchos muy bonitos, pero entre que estamos de vacaciones (je,je,je), y que cuando véis muchas letras seguidas os asustáis (je,je,je)he elegido estos cuatro.
Una vez más GRACIAS A TODOS Y TODAS!!!!!!

LUNES DE 8 A 9
Nos encontramos en casa, desayunamos y nos vestimos, llegamos con la mochila al mejor instituto, el que siempre hemos soñado, con columnas de regaliz y zona para fumadores. Corre la brisa de la mañana en la puerta del instituto de golosina. Toca el timbre, el conserje de chocolate abre la puerta y entramos en clase. Esperamos a la señorita comiéndonos la pizarra de chocolate con azúcar glasé, ella entra cubierta de vainilla y pepitas de chocolate blanco, nos toca lengua y como todos los lunes nos cuenta un cuento repartiéndonos “lacayitos” y más tarde su coca-cola con panchitos. Suena el timbre, significa el fin de la clase de lengua, nos manda deberes y se despide de la clase diciendo Mañana os doy napolitanas y nosotros nos caemos de la cama y pensamos…
¿No sería genial dar todas las clases de lengua de esta manera y que siempre nos dieran “lacasitos”?

LA CUEVA DE LAS MIL MARAVILLAS
En un país del más allá, vivía un grupo de amigos bastante divertidos, y como siempre estaban dispuestos a organizar una actividad divertidas en la que se lo pasasen bien, (mejor que ir a clase), decidieron un día ir todos juntos a una excursión al bosque, allí, encontraron una cueva y dentro de ella había una dama bastante amable y que los recibió con mucha alegría, porque ya los conocía de antes, los niños llevaban visitándola después de las vacaciones, dos años seguidos con este.
La dama de la cueva los invitó a pasar un tiempo junto a ella, prometiéndoles aventuras inolvidables.
Ella empezó contándoles un cuento que se repitió durante varias ocasiones, a los chicos, este momento les gustaba mucho, porque podían relajarse y dejar volar la imaginación libremente a través de ese cuento, los llevó también a un mundo fantástico, donde viajaron junto a un señor que estaba un poco loco pero que los hacía reír mucho con sus aparatosas caídas y sus comeduras de cabeza.
Con él pasearon por bosques y muchos sitios en busca de aventuras. Vieron gigantes aterradores que resultaron ser molinos de viento, durmieron en ventas donde las noches eran algo largas y moviditas y buscaron junto a él a una tal doncella llamada Dulcinea de la que el señor estaba profundamente enamorado.
La dama de la cueva les enseñaba cosas sobre un libro y leían siempre algo para todos, aunque ellos preferían siempre que leyese Pepito, un niño muy gracioso que leía alto y claro.
Luego les mandaba actividades que ellos las hacían sin ganas porque eran algo complicadas, viajaron al país de un niño que era cruelmente tratado por sus amos, pero él siempre luchaba por salir adelante, y hacía lo posible por ello, con fuerza y coraje.
Recorrieron el mundo de la sintaxis, lucharon junto con el Cid Campeador en sus batallas por conseguir la honra, aprendieron con las enseñanzas de la vida con las que Patronio ayudaba al Conde Lucanor, conocieron a grandes personas como Garcilaso de la Vega, Cervantes, Góngora o Quevedo. Y cientos de aventuras más con las que los niños disfrutaron y aprendieron.
Otro año más la doncella de la cueva les hizo pasar momentos inolvidables ¿volverán el año que viene a compartir otras aventuras los niños y la doncella de la cueva?


LA PRINCESA GUERRERA
Cuenta la leyenda, que en una antigua ciudad medieval llamada Garruchita, había una valerosa guerrera que luchaba por los objetivos de sus ciudadanos. La ciudad estaba en guerra con el pueblo contiguo a éste, Verónica. Les superaban en número, pero no en valor, así que la princesa decidió reunir un ejército de veintinueve valerosos soldados sin temor alguno. Los entrenó y armó perfectamente, y les dispuso para la batalla.
Así, rezaron minutos antes del asedio al dios Garrúchido. Ya, durante la pelea, murieron muchos soldados del ejército garruchil, pero no se dieron por vencidos, la princesa lo dio todo y armó al ejército restante con un coraje y una garra inhumanas para ganar la batalla. Todo acabó bien.

LA REINA ANTOLENLIT
Hacía mucho tiempo, en la ciudad de los Árboles perdidos, donde nada es lo que crees, donde nada es realidad reinaba una reina llamada Antolenlit. La reina era muy sabia y controlaba a la perfección su libro de hechizos. Ella se encargaba de preparar a los jóvenes hechiceros del reino, elegidos por su chacra interior, a los que les entregaba el libro de hechizos del reino que ella poseía. Ella siempre atormentaba a sus alumnos con miles de conjuros para aprender en una tarde.
Un buen día, en una de sus clases matinales, la gente estaba muy alterada, no paraban de hablar, tirarse aviones de papel que los convertían en palomas asesinas… Ella muy cabreada dijo que con las explicaciones que había dado hoy, la clase tendría que matar a un dragón rojo. Los alumnos se hincharon esa tarde de memorizar hechizos, para que les sirviesen de ayuda para el próximo día. Llegó la mañana y todos corrieron al anfiteatro a pedirle a Antolenlit que cambiara la prueba. Ella dijo que era implacable y que quien le hubiese atendido sabría eliminarlo. Todos saltaron al anfiteatro y el dragón salió. Los alumnos iban lanzando hechizos cada uno como veía, pero el dragón con una simple bocanada se los quitaba de encima, hasta la saciedad intentaron eliminar al dragón, pero como no llevaban un trabajo continuo y sin sus libros no podían hacer nada. La reina que había hecho esto como castigo pero quería que vencieran al dragón gritó que uniesen todos sus poderes. Todos prepararon su mejor hechizo y eliminaron al dragón. Así aprendieron que con su esfuerzo todos podían conseguir lo que se proponían.