Esta novela está incluida por la Junta de Andalucía en el currículo de Segundo de Bachillerato como lectura recomendada.
Alberto Méndez Borra nació en Madrid en 1941. Estudió el bachillerato en Roma, ciudad en la que su padre, el poeta y traductor, José Méndez Herrera, trabajaba para la FAO. Se licenció en Filosofía y Letras en la Universidad Complutense de Madrid. Militó en el Partido Comunista hasta 1982.
Alberto Méndez estuvo siempre vinculado al mundo de la edición. Así, por ejemplo, fundó la editorial política Ciencia Nueva y fue alto ejecutivo de la editorial Montena.
También se dedicó a labores de guionista y traductor.
Murió en Madrid el 30 de diciembre de 2004.
Los girasoles ciegos está compuesto por cuatro historias -cuatro derrotas las llama el autor- que transcurren en el período quizá más duro de la posguerra (entre 1936 y 1942) y que, siendo totalmente independientes, están entrelazadas entre sí. Como señala Catherine Orsini-Saillet, (...) los distintos relatos están conectados gracias a los vínculos entre los personajes, lo que significa que la derrota de unos se prolonga en la derrota de otros y que todos son unos vencidos de la misma historia. Así, por una parte, el capitán Alegría, del bando nacional ("Si el corazón pensara dejaría de latir"), que se rinde al enemigo el día en que las tropas rebeldes entran en Madrid se halla en la misma cárcel que Juan Senra ("El idioma de los muertos"); y, por otra parte, la joven Elena que muere en el parto (segundo capítulo) es la hija de Elena y Ricardo Mazo, los protagonistas de la última historia. Este ejemplo es bastante significativo ya que los padres, en los años cuarenta, no supieron cuál fue el destino de la joven pareja mientras que el lector tiene una visión global de las historias y puede medir la amplitud de las derrotas gracias a la variedad de los puntos de vista que le brindan los distintos narradores. (p. 4)
El primer relato, 1939 o Si el corazón pensara dejaría de latir, tiene como protagonista al capitán Carlos Alegría, oficial del ejército nacional, quien se rinde a los republicanos cuando las tropas golpistas están entrando en Madrid. La postura, lógicamente, no es entendida por ninguno de los dos bandos, pero el oficial la toma porque aun -y cito- abominando de nuestro enemigo, no quiere sentirse responsable de su derrota; porque es su forma de expiar (los elementos cristológicos en la figura del capitán Alegría son evidentes) el innecesario desangramiento al que se sometió a la capital de España entre 1937 y 1939 (Preguntado acerca de si son las gloriosas gestas del Ejército Nacional la razón para traicionar a la Patria, responde: que no, que la verdadera razón es que no quisimos entonces ganar la guerra al Frente Popular.)
El segundo, 1940 o Manuscrito encontrado en el olvido, nos cuenta el periplo de un joven poeta (un mal poeta que ha cantado la vida en las trincheras donde anidaba la muerte, un rapsoda entre las balas, según sus propias palabras) que huye de los vencedores hacia las montañas asturianas en compañía de su mujer embarazada. La muchacha da a luz un niño y muere tras el parto. A través de un diario íntimo, se nos narra la inútil lucha que emprende el padre para salvar la vida de su hijo.
El tercer relato, 1941 o El idioma de los muertos, gira alrededor del soldado republicano Juan Senra quien, habiendo conocido al hijo del presidente del tribunal que debe juzgarle, intenta conseguir unos días más de vida inventándose una historia en la que el joven traidor es convertido en el héroe que quieren sus padres. Finalmente, la impostura le asquea y cuenta la verdad, que le llevará a la muerte.
En La cuarta, 1942 o Los girasoles ciegos, el protagonista es Ricardo, un topo al que toda la familia protege entre miedos y silencios. La historia nos es contada desde tres puntos de vista: un narrador omnisciente; Lorenzo, el hijo de Ricardo, que recuerda desde su madurez los acontecimientos y el Padre Salvador, diácono y profesor de Lorenzo, quien desencadena la tragedia al enamorarse de la madre de éste.
viernes, 13 de enero de 2012
Alberto Méndez, "Los girasoles ciegos"
Etiquetas:
BACHILLERATO,
HISTORIA DE LA LITERATURA
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