domingo, 15 de abril de 2018

COMENTARIO "A UN OLMO SECO"

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El poema “A un olmo seco” pertenece a la obra Campos de Castilla de Antonio Machado, quien nace en Sevilla en 1875, por tanto, vive la Restauración y el desastre del 98.
Culturalmente, tanto en Europa como en América, surgen a finales del XIX corrientes de ideas disidentes e inconformistas. En España las ansias de renovación se producen en medio de la decadencia política y los problemas sociales. Algunos jóvenes se alzan contra el Realismo, ya agotado y rechazan la realidad en que viven; de esa manera surge el Modernismo cuyos autores se preocupan especialmente por los problemas estéticos y adoptan posturas cosmopolitas y escapistas y La Generación de 98, que se orientaba más a profundizar en los problemas humanos o analizar de forma crítica la penosa realidad española de una manera directa.
Antonio Machado se inserta en la Generación del 98 junto a autores como Unamuno, Baroja, Maeztu, Valle- Inclán, Azorín. Todos ellos reflexionan en sus obras sobre España y las causas de su decadencia y reconocen en la austeridad del paisaje castellano la esencia del alma española.
Machado nace en el seno de una familia culta liberal y estudió en La Institución Libre de Enseñanza, viajó a París donde conoció a Rubén Darío, quien influyó en la primera etapa de su obra. Se casó con una joven, que tres años después muere, lo que marcará su vida y su obra. Posteriormente se enamora de Pilar Valderrama “Guiomar”, quien inspira su poesía amorosa.
Su tradición familiar y su formación lo situaron en el liberalismo reformista, que derivará en posturas revolucionarias. Fue siempre fiel a la República por lo que tuvo que exiliarse a Francia donde murió en 1939.
Su trayectoria literaria evoluciona desde una primera poesía de influencias modernistas hacia una poesía centrada en la reflexión filosófica. En sus inicios busca respuestas en el análisis del yo y posteriormente centra su atención en los otros, en el mundo exterior.
En su obra se distinguen tres etapas: en la primera, publica Soledades cuyos poemas siguen la tradición simbolista del Modernismo, en ella alude a las realidades a través de la simbología que, además, marcará toda su obra y que se presta a diferentes lecturas. El tema exclusivo y obsesivo de esta etapa es la muerte y relacionados con ella otros como el paso del tiempo, el aburrimiento, la melancolía, el problema de Dios… de métrica variada, predomina la rima asonante y busca la expresión clara y sencilla.
En la segunda etapa destaca Campos de Castilla y en la tercera Nuevas Canciones en el que los temas recurrentes son el paisaje de Andalucía y Castilla, los sueños y el regreso a la infancia, el amor a Guiomar, la soledad, la desesperanza. Expresa en este libro sus inquietudes filosóficas, contiene poemas de inspiración popular y destacan los escritos durante la guerra civil.
Campos de Castilla es su obra más reconocida y en ella se incluye “A un olmo seco”, como ya se dijo. Machado recoge en ella los temas más típicos de la Generación del 98, especialmente el del paisaje castellano y la decadencia española, sin abandonar la reflexión filosófica, así adquiere importancia lo exterior y el paisaje que evoca no es simbólico sino real, aunque le suscita reflexiones subjetivas.
Es una obra heterogénea en la que destacan los temas del problema de España y el problema existencial.
El libro se inicia con un poema en alejandrinos “Retrato”, metro que abunda en el libro junto con la combinación de endecasílabos y heptasílabos, en que está escrito el poema que analizamos.
“A un olmo seco” aborda el tema de la esperanza. Aunque parece ser sencillamente la descripción  física de un olmo viejo y seco al que le ha brotado una hoja verde. Este detalle llama la atención del poeta ya que esa rama verde constituye un milagro dadas las características físicas del olmo, que hacen pensar en un ser muerto o a punto de morir, lo que lleva al poeta a una reflexión filosófica sobre el destino que aguarda al olmo. 
Con respecto a su estructura interna, el poema puede dividirse en tres partes bien diferenciadas:   La primera, del verso uno al catorce, en la que se hace  una descripción física del olmo, que está ya al final de su vida “Al olmo viejo(v1)…El olmo centenario (v.5)”  en el que la naturaleza ha hecho mella: “hendido por el rayo, en su mitad podrido, un musgo amarillento le mancha la corteza…”(v.1,2,6) y en el que la misma naturaleza aporta algo de vida (“con las lluvias de abril y el sol de mayo/algunas hojas nuevas le han salido”(v.3,4).
 En la tercera estrofa se sigue describiendo al olmo, aunque indirectamente al compararlo con los álamos que simbolizan la vida en su plenitud, la vida que fluye, por eso bordean los caminos.
En la cuarta estrofa vuelve el poeta a la descripción física del olmo y añade nueva información sobre sus características, son las hormigas y las arañas  las que lo pueblan, no los ruiseñores como a los álamos.
En la segunda parte, del verso quince al veintisiete, hace una reflexión filosófica acerca del destino del olmo, que  será finalmente la muerte, pero al final de esa reflexión y, a modo de cierre, el poeta enlaza con la primera estrofa para destacar esa rama verde que le ha salido “la gracia de tu rama verdecida”(v27) y que parece ser la razón última por la que el poeta ha escrito el poema.
La tercera parte son los tres últimos versos, con los que se cierra la composición y con los que el poeta, de alguna manera, sorprende al lector manifestando  su esperanza de un milagro “Mi corazón espera…otro milagro de la primavera”(v.28,30).
Atendiendo a su estructura externa, el poema está compuesto por treinta versos heptasílabos y endecasílabos  en su mayoría, con rima consonántica, distribuidos según el gusto del poeta y agrupados formando diferentes estrofas: serventesios (1-12, 17-20), pareados (13-14, 15-16, 21-22), tercetos (23-25) y un quinteto (26-30).
Para intensificar el valor de sus palabras, Machado se sirve de una serie de recursos poéticos entre los que destacan los encabalgamientos, con los cuales se rompe el ritmo (6/7, 7/8?, 9/10, 12/13, 13/14, 16/17, 21/22, 24/25, 26/27).
Al principio utiliza un hipérbaton, para resaltar la figura del olmo como eje central de todo el poema y da un rodeo, perífrasis, para referirse a la primavera “las lluvias de abril y el sol de mayo”. Hay también algunas aliteraciones “El olmo centenario en la colina… /le mancha la corteza blanquecina” (v5-8) con la que parece acentuar la sensación de soledad del árbol y de agonía ”ejército de hormigas en hilera/…urden sus telas grises las arañas”(v12-14).
El olmo viejo, a punto de perecer es una metáfora de la vida humana y esa hojas verdes que le han salido simbolizan  la esperanza de que esa vida continúe.
La personificación” ejército de hormigas” recuerda una marcha fúnebre, también personifica a los álamos cuando dice que “guardan el camino”, además los califica de “cantores “cuando en realidad los cantores son los pájaros, todo ello para resaltar la tristeza del olmo, que está solo sin ningún pájaro, sin vida.
En la primera parte del poema se describe al almo en tercera persona, pero en la segunda parte el poeta lo personifica al dotarlo de entrañas (v13) y al dirigirse a él en segunda persona,  como si fuera alguien que pudiera contestarle, “Antes que te derribe, olmo del Duero,…”(v15), con este recurso parece que le está dando alma a ese ser vegetal, de manera que se parece a una persona capaz de transmitir sensaciones al lector. De hecho, podría evocar a su esposa Leonor en sus últimos días de vida.
Esa metáfora inicial se transforma al final del poema en el deseo expreso de un milagro.
Cuando se refiere al destino que espera al árbol utiliza un léxico  con connotaciones de sufrimiento “derribe, descuaje, tronche, empuje, hacha, carro, yugo… ”
Y en la última parte ese vocabulario se dulcifica ante la esperanza de un milagro: “corazón, luz, vida, milagro, primavera”
En cuanto al estilo,  aparecen en este poema alusiones simbólicas que nos permiten extraer lecturas metafóricas. La crítica lo relaciona con los últimos días de vida de su esposa, en los que el poeta necesita creer en algo, por eso sorprende con su esperanza en un milagro teniendo en cuenta que en su trayectoria vital siempre fue republicano.
Como rasgos del 98 encontramos el tema existencial, la reflexión filosófica, la combinación libre de los versos, es decir, la mezcla de estrofas.

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